domingo, 6 de septiembre de 2020

TENET

 

Tarea complicada. No es que sea una putada hacer una crónica de esta película, pero sí que es complicado tratar de decirle a alguien que aun no ha visto la última de Nolan qué le ha parecido a uno la misma sin intentar explicar algo que apenas ha entendido. Lo reconozco, me perdí en los distintos vericuetos temporales y entrópicos que se plantean en esta película que bien podría ser una magnífica revisión de cualquiera de las de James Bond, por los lugares comunes, y los hay muchos, entre aquélla y éstas.

¿Significa eso que no me ha gustado la película? En absoluto. Me ha encantado. La disfruté de principio (menuda escena de apertura) a fin. Por momentos es como una obra modernista, que no sabes exactamente lo que estás viendo o no llegas a entender qué es lo que está tratando de decirte su autor y sin embargo algo de ella te atrae, te hechiza. Y es que "Tenet" es puro disfrute visual, para empezar; un maravilloso montaje y unos efectos especiales que, aunque no entendamos (bueno, debería hablar en primera persona del singular) el por qué de esa inversión temporal (porque lo entiendo de base pero no entiendo la confusión de lineas temporales ni en qué momento puede empezar un movimiento inverso y donde acaba, porque realmente podría llevarnos a bucles infinitos, y no tengo el chichi para paradojas de ese tipo) se disfrutan al máximo. Adolece en algunos momentos de un pasteleo sentimentaloide que me ha sorprendido tratándose de Nolan, pero perfectamente perdonable.

¿Lo mejor? Bueno, de lo mejor, diría, la música. Y es que tratándose de una película en la que se cruzan lineas temporales de manera invertida la música se convierte en un magnifico acompañamiento, de modo que uno piensa que si graba un extracto de la misma y pone la cinta del revés va a sonar la música como realmente está concebida, melódicamente más agradable... y no es así, y esa es su grandeza, que suene bien como si estuviese sonando del revés.

A mi personalmente no me ha defraudado Nolan, y me ha recordado más a "Memento" que a "Origen",contrariamente a lo que había pensado después de ver el trailer. No voy a romperme el coco pensando en si realmente tiene sentido la propuesta argumental o no, si físicamente, dentro de la imposibilidad actual, sería posible que ocurriera algo similar.. paso completamente de ello. Me quedo con las dos horas y media de disfrute en pantalla grande y con el regusto de pensar en volver a disfrutarla más adelante, y esta vez, igualmente, sin mayores pretensiones.

Trailer:


lunes, 20 de julio de 2020

SERENDIPIA


"Hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual".  Es la primera definición que me encuentro de esta curiosa y preciosa palabra. Y si para unos descubrir un local como el inaugurado por mi gran amiga Ana Collantes el pasado sábado puede ser una maravillosa serendipia, lo cierto es que bien poco hay de casual, afortunado o accidental en este proyecto empresarial, cultural y social.

Estaba ansioso por acudir a la inauguración de este mágico local y tuve la suerte de ser uno de los pocos que, en esta época pandémica en que vivimos, pudo hacerlo. Entrar en Serendipia es hacerlo en un sitio especial, ya solo viendo el rótulo de la entrada se nota. Esa noche nos recibieron dos de las chicas del equipo de Ana, con unos sugerentes corset estilo "Kit Kat Club" años 30, que realzaban la figura de tales bellezas. Me recordó a la primera vez que entré en un Abercrombie & Fitch, en Nueva York, en el helado otoño de 2007, donde pese al frio todos los visitantes eran recibidos en la entrada de la tienda de ropa por dos jóvenes y bellos modelos, él y ella, con poca ropa y de dulce mirada. Una inauguración sin photocall no es una inauguración, en pleno siglo XXI, y aquí no podía ser menos.

Fuimos acompañados a la mesa y tuve la fortuna de aprovecharme de que mi pareja de esa noche era el marido de la dueña del local, así que Grego me dio el pasaporte para disfrutar de la velada en primera línea de batalla, frente al escenario. El personal de sala, con todas las protecciones, se encargaba de atender a las mesas y de que el zumo de cebada no faltase. Un pianista amenizaba la velada, preludio de que algo con muy buen gusto iba a ocurrir sobre esas tablas poco después.

Una vez estuvo todo el mundo en su sitio la luz se atenuó, y empezaron a sonar por los altavoces los compases del “Willkommen”, de la película Cabaret… y ahí apareció la artífice de todo esto, la Liza Minelli de Cadi, para, haciendo de anfitriona junto al fornido Alberto Lozano, saludar a los presentes en varios idiomas y hacer una presentación muy especial: “¿Que la vida es un asco? Bueno, y que importa. ¿Qué hemos pasado una pandemia mundial? ¡Qué mas da! Este lugar es hermoso, aquí todo es divino… ¿Los camareros? Divinos. ¿Las chicas? ¡Son divinas! Hasta la orquesta es divina….” Y en ese momento se sumó al escenario el resto del equipo artístico, encabezado por Alberto Butrón, otro de los artífices de este proyecto, para deleitarnos con una presentación coral de lo más sugerente. Por cierto, el nivel interpretativo de la autodidacta Ana sigue subiendo de manera escandalosa.

La anfitriona nos dedicó unas palabras y quedó inaugurado Serendipia, un 18 de julio, justo 9 años después de la inauguración de Valle de Cuentos, caprichos del destino.


Volvió la luz, en su cálido esplendor, y fueron servidos distintos ágapes, que los presentes devoramos con fruición, todos deliciosos riquísimos, mientras disfrutábamos del arte de la conversación.

Apareció nuevamente Alberto Lozano sobre las tablas para dedicarnos un bonita versión del “That´s life” popularizado por Sinatra. Y bueno, Sinatra es mucho Sinatra, pero la potente y a la vez aterciopelada voz del Sr. Lozano Bernier cautivó a toda la sala.

Se fueron sucediendo distintos números, unos más sensuales y sugerentes, otros más técnicos e incluso divertidos. El showman que es Paquito Collantes aprovechó el micro para explicarnos que no solo estábamos ante un local al que se puede acudir de noche para tomar una copa y disfrutar de los más diversos espectáculos (variedades, jazz, tango argentino, flamenco, carnaval, cantautores, rockeros, etc…) sino que Serendipia es un sitio magnifico para desayunar o merendar, pero sobretodo, que estamos ante una academia de arte. Les contaré un secreto… en mi condición de “consigliere” de la jefa le dije que, para quedarme más tranquilo, tenia que ver el local al completo, no solo la sala de fiestas o el reservado en el que se lo estaba pasando en grande el personal de Valle de Cuentos, sino todo el local. Había que verificar que la normativa se cumplía, ya saben ustedes las ordenanzas municipales y las normas técnicas como son… sí, sí, de eso se trataba, de verificar el cumplimento legal, los abogados somos unos pelmazos a veces… No pudo negarse Ana a tal exigencia por mi parte y pude visitar Serendipia al completo y alucinar con sus dos enormes salas para ballet, yoga, danza contemporánea, bailes latinos, etc… Una academia que pide ya trasiego de gente, alumnos, profesores, bailarines, técnicos, etc… seguro que lo veremos así en muy poco tiempo.

No quiero dejar de hablar de la decoración del local en general, y de la sala de fiestas o café-teatro en particular. Pero, como hago cuando comento alguna película, no les destriparé nada, tendrán que descubrirlo por ustedes mismos, por lo que solo diré que vale mucho la pena acercarse aunque sea solo para estar en un sitio diferente y decorado con un gusto excelente… Y si la música es agradable y hay un espectáculo, como tengo entendido que habrá, todos los fines de semana, pues ya tenemos todos un nuevo sitio en nuestra ciudad al que acudir. Seguro que nadie se arrepentirá.

Yo no lo hice, sin duda. Disfruté de cada momento, entre copas como colofón final y viendo ilusión en los ojos brillantes de Ana y Alberto, de su equipo y de los familiares y amigos que la noche de la inauguración tuvimos el placer y el honor de estar allí.

El show tan solo acaba de empezar.

lunes, 13 de enero de 2020

1917


La idea de rodar una película como esta en un aparente plano secuencia es sublime, maravillosa, brillante, y el resultado es una delicia. Y utilizar el término "delicia" cuando estamos hablando de cine bélico, de una desgarradora película de guerra que, al estilo de "Salvar al soldado Ryan", nos transmite toda la crudeza, la agonía y la desolación que puede significar encontrarse en medio de un conflicto bélico, tal vez sea atrevido o contradictorio, pero es que no puedo evitar sentirlo así, me parece una delicia cinematográfica.

El argumento es sencillo: Primera Guerra Mundial, dos soldados británicos, en suelo francés, se ven obligados a avanzar con urgencia y a pie, pasando por líneas enemigas (zona alemana), para dar la orden a los responsables de un batallón de que desistan de un ataque, que puede ser una emboscada mortal para 1600 hombres. Y Sam Mendes, cámara en mano (o en steadicam, railes, grúas o lo que sea que se haya utilizado para hacer esos maravillosos travellings) hace que acompañemos a esos soldados en un tortuoso recorrido, que se aventuraba peligroso y complicado y obviamente no dejó de serlo. El atrevimiento de Mendes de rodar en un solo plano secuencia (toda la película con una sola cámara y de un tirón, sin cortes, para que lo entienda todo el mundo) dota a la cinta de un realismo asombroso. El espectador se siente parte de esa misión, es el tercero en discordia, y, entre puñado de palomitas y sorbo de cocacola, sufre los avatares de los protagonistas en sus propias carnes. La fotografía, magnífica, y la música, delicada, rematan el conjunto de una cinta tortuosamente bella. 

Obviamente se trata de un falso plano secuencia, pero es una maravilla el modo en que está rodada la película. Los avances tecnológicos facilitan los "cortes", que no vemos (muchos de ellos los intuimos con claridad, otros seguro que ni se nos ocurren), y la cámara juguetea continuamente, sin permitirnos dejar de sentir el aliento de los soldados en nuestro cogote, en un lado o delante nuestra, así como de los peligros que les acechan y la asfixia que sufren y nos contagian.

Uno de los recursos preferidos de mi director de cine favorito de todos los tiempos, San Stanley Kubrick, era el travelling de alejamiento (que me disculpen los técnicos si no se llama así, pero ya me entendéis), a veces simplemente alejando la cámara de un objeto o sujeto estático y otras veces acompañando a los actores que avanzan hacia ella. No habrá nadie que haya visto "Senderos de gloria" y que no se haya acordado al comienzo de "1917" del Coronel Dax (Kirk Douglas) avanzando por la trinchera, sorteando soldados dispuestos para la lucha. En este caso, el seguimiento de los dos soldados protagonistas por el hormiguero de trincheras no deja de ser el primer paso de lo que será una laberíntica misión para sus protagonistas.

El cine es Cine, así, con mayúscula, porque hay películas de vaqueros, de terror, musicales, cine negro... y pelis de guerra, y que de vez en cuando aparezca una joyita como esta es digno de destacar, y de disfrutar, como invito a todos a que lo hagan, y a ser posible en una pantalla enorme de cine. Nadie se arrepentirá.

Trailer: