lunes, 13 de enero de 2020

1917


La idea de rodar una película como esta en un aparente plano secuencia es sublime, maravillosa, brillante, y el resultado es una delicia. Y utilizar el término "delicia" cuando estamos hablando de cine bélico, de una desgarradora película de guerra que, al estilo de "Salvar al soldado Ryan", nos transmite toda la crudeza, la agonía y la desolación que puede significar encontrarse en medio de un conflicto bélico, tal vez sea atrevido o contradictorio, pero es que no puedo evitar sentirlo así, me parece una delicia cinematográfica.

El argumento es sencillo: Primera Guerra Mundial, dos soldados británicos, en suelo francés, se ven obligados a avanzar con urgencia y a pie, pasando por líneas enemigas (zona alemana), para dar la orden a los responsables de un batallón de que desistan de un ataque, que puede ser una emboscada mortal para 1600 hombres. Y Sam Mendes, cámara en mano (o en steadicam, railes, grúas o lo que sea que se haya utilizado para hacer esos maravillosos travellings) hace que acompañemos a esos soldados en un tortuoso recorrido, que se aventuraba peligroso y complicado y obviamente no dejó de serlo. El atrevimiento de Mendes de rodar en un solo plano secuencia (toda la película con una sola cámara y de un tirón, sin cortes, para que lo entienda todo el mundo) dota a la cinta de un realismo asombroso. El espectador se siente parte de esa misión, es el tercero en discordia, y, entre puñado de palomitas y sorbo de cocacola, sufre los avatares de los protagonistas en sus propias carnes. La fotografía, magnífica, y la música, delicada, rematan el conjunto de una cinta tortuosamente bella. 

Obviamente se trata de un falso plano secuencia, pero es una maravilla el modo en que está rodada la película. Los avances tecnológicos facilitan los "cortes", que no vemos (muchos de ellos los intuimos con claridad, otros seguro que ni se nos ocurren), y la cámara juguetea continuamente, sin permitirnos dejar de sentir el aliento de los soldados en nuestro cogote, en un lado o delante nuestra, así como de los peligros que les acechan y la asfixia que sufren y nos contagian.

Uno de los recursos preferidos de mi director de cine favorito de todos los tiempos, San Stanley Kubrick, era el travelling de alejamiento (que me disculpen los técnicos si no se llama así, pero ya me entendéis), a veces simplemente alejando la cámara de un objeto o sujeto estático y otras veces acompañando a los actores que avanzan hacia ella. No habrá nadie que haya visto "Senderos de gloria" y que no se haya acordado al comienzo de "1917" del Coronel Dax (Kirk Douglas) avanzando por la trinchera, sorteando soldados dispuestos para la lucha. En este caso, el seguimiento de los dos soldados protagonistas por el hormiguero de trincheras no deja de ser el primer paso de lo que será una laberíntica misión para sus protagonistas.

El cine es Cine, así, con mayúscula, porque hay películas de vaqueros, de terror, musicales, cine negro... y pelis de guerra, y que de vez en cuando aparezca una joyita como esta es digno de destacar, y de disfrutar, como invito a todos a que lo hagan, y a ser posible en una pantalla enorme de cine. Nadie se arrepentirá.

Trailer: