
"Hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual". Es la primera definición que me encuentro de esta curiosa y preciosa palabra. Y si para unos descubrir un local como el inaugurado por mi gran amiga Ana Collantes el pasado sábado puede ser una maravillosa serendipia, lo cierto es que bien poco hay de casual, afortunado o accidental en este proyecto empresarial, cultural y social.
Estaba ansioso por acudir a la inauguración de este mágico local y tuve la suerte de ser uno de los pocos que, en esta época pandémica en que vivimos, pudo hacerlo. Entrar en Serendipia es hacerlo en un sitio especial, ya solo viendo el rótulo de la entrada se nota. Esa noche nos recibieron dos de las chicas del equipo de Ana, con unos sugerentes corset estilo "Kit Kat Club" años 30, que realzaban la figura de tales bellezas. Me recordó a la primera vez que entré en un Abercrombie & Fitch, en Nueva York, en el helado otoño de 2007, donde pese al frio todos los visitantes eran recibidos en la entrada de la tienda de ropa por dos jóvenes y bellos modelos, él y ella, con poca ropa y de dulce mirada. Una inauguración sin photocall no es una inauguración, en pleno siglo XXI, y aquí no podía ser menos.

Una vez estuvo todo el mundo en su sitio la luz se atenuó, y empezaron a sonar por los altavoces los compases del “Willkommen”, de la película Cabaret… y ahí apareció la artífice de todo esto, la Liza Minelli de Cadi, para, haciendo de anfitriona junto al fornido Alberto Lozano, saludar a los presentes en varios idiomas y hacer una presentación muy especial: “¿Que la vida es un asco? Bueno, y que importa. ¿Qué hemos pasado una pandemia mundial? ¡Qué mas da! Este lugar es hermoso, aquí todo es divino… ¿Los camareros? Divinos. ¿Las chicas? ¡Son divinas! Hasta la orquesta es divina….” Y en ese momento se sumó al escenario el resto del equipo artístico, encabezado por Alberto Butrón, otro de los artífices de este proyecto, para deleitarnos con una presentación coral de lo más sugerente. Por cierto, el nivel interpretativo de la autodidacta Ana sigue subiendo de manera escandalosa.

Volvió la luz, en su cálido esplendor, y fueron servidos distintos ágapes, que los presentes devoramos con fruición, todos deliciosos riquísimos, mientras disfrutábamos del arte de la conversación.
Apareció nuevamente Alberto Lozano sobre las tablas para dedicarnos un bonita versión del “That´s life” popularizado por Sinatra. Y bueno, Sinatra es mucho Sinatra, pero la potente y a la vez aterciopelada voz del Sr. Lozano Bernier cautivó a toda la sala.

No quiero dejar de hablar de la decoración del local en general, y de la sala de fiestas o café-teatro en particular. Pero, como hago cuando comento alguna película, no les destriparé nada, tendrán que descubrirlo por ustedes mismos, por lo que solo diré que vale mucho la pena acercarse aunque sea solo para estar en un sitio diferente y decorado con un gusto excelente… Y si la música es agradable y hay un espectáculo, como tengo entendido que habrá, todos los fines de semana, pues ya tenemos todos un nuevo sitio en nuestra ciudad al que acudir. Seguro que nadie se arrepentirá.
Yo no lo hice, sin duda. Disfruté de cada momento, entre copas como colofón final y viendo ilusión en los ojos brillantes de Ana y Alberto, de su equipo y de los familiares y amigos que la noche de la inauguración tuvimos el placer y el honor de estar allí.
El show tan solo acaba de empezar.