Probablemente no llenarán estadios, y seguro que no lo pretenden, pero si le ponen la mitad del empeño y del cariño por la buena música que demostraron el pasado domingo en su concierto de debut estos cuatro músicos disfrutarán mucho interpretando los temas de uno de los artistas y compositores más grandes que ha dado la música española en los últimos 40 años, Antonio Vega.
Algunos de los que hicimos EGB recordaran más a Nacha Pop que al propio Antonio Vega. Él y su primo Nacho eran el alma de uno de los grupos pop más importantes de los ochenta, de eso no hay duda. Pero lo cierto es que la trayectoria de Antonio, que fue muy prolífica tras el ocaso de la banda, no tiene nada que envidiar a la del grupo, aunque, eso sí, tuvo un reconocimeinto ínfimo entre las masas. Sin embargo, a la gente que le gusta la buena música no le pasó desapercibida la obra del injustamente denominado "chico triste y solitario". "Vega Pop", este cuarteto gaditano, se encargó de ejecutar sin grandes pretensiones pero con la maestria propia que caracteriza el hacer percibir como sencillo lo que es una obra compleja y llena de matices, algunas de las mejores canciones del fallecido musico madrileño.
La actuación comenzó prácticamente a la hora convenida, sonaron los acordes de "Esperando nada" y el público se dio cuenta de que eso sonaba bien y pintaba aún mejor. Tras ella y después de unas tímidas palabras del vocalista del grupo tocaron varios temas como "Elixir de juventud", "Lo mejor de nuestra vida", o "Puertas abiertas" (con felicitación de cumpleaños incluida, ¡felicidades de nuevo Rox!), y el público dictaba sentencia al acabar cada tema con aplausos y silbidos de gozo variados.
Tras el primer tercio del concierto el vocalista cambió su guitarra eléctrica por una acústica y sonó uno de esos temas que cuando están bien tocados, como la tarde del domingo, producen sensaciones especiales, o se te para el corazón o la emoción brota en sus más variadas manifestaciones... Sí, me estoy refieriendo a "El sitio de mi recreo". Sin palabras. "Lucha de gigantes" ese clásico de clásicos de Nacha Pop, nos llevó a muchos a unos momentos de nuestra adolescencia que desde la distancia se recuerdan con especial cariño y benévola compasión.
Después de algún tema acústico más, el concierto viró de nuevo a su vertiente más eléctrica, sonando, entre otras "Entre tú y yo", "Estaciones", "San Antonio", o "La ultima montaña", y enmedio de éstas el vocalista quiso presentar al publico asistente al grupo: Juan Antonio Ortiz, a la bateria y coros; Jesús Bernal, al bajo; y Blas Sánchez, a la guitarra y los coros. Nos quedamos sin saber como se llamaba el vocalista y guitarra, pues se presentó como "un servidor" (mentira, a mi el combinado de ron cola me lo puso un camarero), pero bueno, se lo digo yo, vocalista y guitarra, Joaquin Beltran.
En el debe de la actuación no podemos dejar de hacer referencia a dos cuestiones: la primera es la escasa sensibilidad del Sr. Beltrán quien, dulce y amablemente, rechazó la petición de un grupo de animadas jubiladas de tocarse algun temita de Manuel Carrasco... eso no se hace, hombre por favor...; la segunda es que nunca llueve a gusto de todos, claro, y este que escribe estas letras habría hecho algún cambio en el repertorio, de modo que en la hora y pico que duró el concierto hubiera podido escucharse en la sección acústica "A trabajos forzados" y en la eléctrica "Una décima de segundo" y la imprescindible "Se dejaba llevar". Ahí queda la sugerencia.
Para terminar el concierto sonó la esperadísima "La chica de ayer", cantada a coro por el público que llenaba el Cafe-Pub "Oh la la", dejando que "Guitarras" echara el telón a la actuación y quedáramos todos con el regusto maravilloso que permanece cuando uno tiene ganas de más. Larga vida a "Vega Pop" y que puedan disfrutar, hacer disfrutar y difundir la obra de este genio, como lo hicieron en su debut mundial del pasado domingo. Chapeau!