"Cinco lobitos" es un film sorprendente. Desde su aparente sencillez te hace reír, llorar y pensar... Reir, llorar y pensar, casi nada. ¿Se puede pedir más a una película? Si, claro que si, pero que una peli te de estas tres cosas ya es algo maravilloso.
La película nos lleva a las entrañas del día a día de una familia “normal” en un momento concreto de la vida, la llegada de un bebé, tratado con la crudeza que realmente conlleva. Olvidémonos de anuncios de pañales o de seguros de vida, que nos muestran preciosos bebés y modelicas familias siempre felices y sonrientes. Aquí bajamos al barro de la realidad, de los dolores de una madre a quien la episiotomia no deja sentarse en condiciones en una simple silla, de las noches sin dormir y los reproches a la pareja porque cualquier atención es insuficiente, porque todos somos víctimas de esas “maravillosas” (y la madre pensando “este tío por qué puñetas no se pondría condon”) criaturitas. Y los abuelos, que están pero “es que a nuestra edad...”, y los planes, y las incertidumbres, y la oportunidad laboral perdida, y más reproches...
Laia Costa está absolutamente soberbia. O yo no me entero o no comprendo como no es de las actrices más prolíficas del momento. Lo poco que he visto de ella me parece sublime, pedazo de actriz, de esas que te transmiten tanto con sus palabras como con sus silencios.
Creo que era Hitchcock el que decía que había que huir de rodar con niños y animales. Es lógico, a ninguno de ellos se les puede exigir. A un recién nacido obviamente mucho menos. Sigo maravillado con las escenas en las que bebé y sus familiares, sobretodo su mamá, interactúan... a ver si va a ser que la recién nacida ha sido creada digitalmente y por eso su actuación se ajusta tanto al guión... El plano secuencia en el que la madre le da el pecho por primera vez a su hija es sencillamente magistral.
"Cinco lobitos" es reflexión. Análisis de la felicidad, de la tristeza, del desengaño, de lo que pudo ser y no fue, de ese tópico tan en entredicho de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Un análisis a veces tramposo, porque las cosas no son como fueron sino como las recordemos en cada instante; porque bañar a un bebe puede ser un momento maravilloso o una puta mierda de vida de obligaciones, según el momento en que veas el vídeo familiar de turno.
Reír, llorar y pensar. Con ese cóctel nadie debería dejar de ver la película; bueno si, aquellos que estén pensando en tener un bebé... Ahí lo dejo.
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