Me ha gustado la última cinta de Wes Anderson. Sin ser mi director de cine favorito, es un realizador que me gusta, proveyéndonos siempre de productos originales y bien facturados. Asteroid City no es una excepción.
Teatro dentro del cine y unas situaciones surrealistas hacen conjunción en esta cinta repletísima de primeras espadas de la actuación (Tom Hanks, Willhem Dafoe, Scarlett Johansson, Edward Norton, Margot Robbie, Adrien Brody, Tilda Swinton... varios Oscars hay entre todos ellos), demasiadas para mi gusto, pero claro, como acabo de decir, se trata de teatro dentro del cine, farándula al cuadrado por tanto, por lo que se permite la licencia de este “abuso actoral”, si se me permite la expresión.
Cuando una serie de estrafalarias familias se dan cita en una aldea en medio del desierto con un cráter de más de 3000 años de antigüedad para repartir unos extraños premios científicos a frikis estudiantes de secundaria solo pueden pasar cosas esperpénticas... que es justo lo que ocurre aquí. Vamos discurriendo entre escenas de cada acto de la obra teatral, con su conveniente separación, y se van desarrollando una pequeña suerte de subtramas que harán conjunción la noche de entrega de los premios, donde ocurre algo singular, en la línea de los acontecimientos.
Me han gustado mucho los personajes y los actores que los interpretan. En la gran mayoría de las ocasiones puede parecer que actúan de manera forzada o exagerada pero... ¡es teatro dentro del cine!, lo he dicho ya tres veces. La fotografia, con esos colores pastel, como apagados y deliberadamente llamativos como parte del atrezzo, es de lo más original y sugerente.
No hace muchos años yo media si me había gustado muchísimo una peli o no en el hecho de que pensara en comprármela cuando saliera el dvd... No sería este el caso, pero me alegro de haberla visto, habiéndolo hecho además en un pase en absoluta exclusiva para mi solito, el día de su estreno en España, y en su primera sesión, cosa que me dejó, eso si, tremendamente preocupado. No se cuánto aguantará la industria. Dios salve las subvenciones a las salas de cine.
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