viernes, 19 de marzo de 2021

MINARI

Hacía tiempo que no iba al cine. Y acudí esta tarde a ver esta película, que creía oriental y que resulta que, pese a haberla visto doblada, es una producción norteamericana.

Me cuesta contar algo de la peli sin contar mucho de ella, porque la cinta nos muestra a una familia de origen coreano que se instala en una zona rural norteamericana perdida de la mano de Dios (o no tanto, literalmente) en la que el padre de familia trata de sacar adelante un proyecto agrícola. Quiere pasar de ser un experto sexador de pollos a un pequeño productor agrario cuyos productos van destinados principalmente a consumidores coreanos instalados en el estado en el que viven. 

El director nos muestra con maestría los perfiles psicológicos de los personajes principales: el padre, la madre, el hijo pequeño enfermo de corazón y la abuela. Hay dos personajes secundarios que ejercen de magníficas bisagras en ciertos momentos del film: la hija y el tarado colaborador del agricultor. Y vemos como se cruzan por un lado las ansias de triunfar en la "tierra prometida" pero lograr eléxito también de cara a su familia, como le ocurre al padre, el anhelo de tener una vida tranquila, equilibrada y en armonía marital, en el caso de la madre, los miedos a lo desconocido y el abrir los ojos a la vida, como le pasa al pequeño David y las sencillas lecciones vitales de una abuela aparentemente tradicional pero un tanto descarada e irresponsable, una abuela que en palabras de su nieto "no es una abuela de verdad". Y de toda esa mezcla nace un lienzo maravilloso que, unido a un precioso acompañamiento musical, hacen que merezca la pena emplear las casi dos horas que dura la peli disfrutando de la misma. Yo, sin duda, lo he hecho.

Trailer: