lunes, 13 de octubre de 2014

UN VIAJE DE DIEZ METROS


"Un viaje de diez metros" es una película agradable de ver. Hecha con gusto, cuida los detalles y se centra en ellos para darle un merecido protagonismo. En este caso predominan los planos de los alimentos, de las especias, de los aromas que olemos sin olerlos.

Es una película sin mayores pretensiones que enseñarnos el reto de una familia hindú que tras huir de su pais por culpa de cierto fanatismo político en contra y para ahogar amargos recuerdos se instala primero a las afueras de Londres y luego en un pequeño pueblo perdido de Francia, cerca de la frontera con Suiza. Y no se les ocurre otra cosa que abrir un restaurante de comida india frente a otro de comida tradicional francesa con una estrella Michelin.  Es una historia acerca de la tolerancia y de la ausencia de la misma, de la superación personal y laboral. Una historia de amor, amor de un padre por sus hijos, amor fraternal, amor por una madre ausente y siempre presente en el recuerdo de todos, y amor entre dos jóvenes, un amor aparentemente imposible y que no es protagonista de la cinta. El protagonista es la cocina, no una en concreto, la cocina y el arte de cocinar. El disfrute sensorial. 

Lasse Hallstrom es uno de esos directores que sabes que te van a dar un buen producto; podrás sintonizar más o menos con la trama, el tratamiento de los personajes, etc, pero normalmente sus cintas están bien hechas. Esta no es una excepción. Los actores no destacan porque el guión no tiene muchas pretensiones, pero es cierto que hay un momento de la cinta en que el protagonista con solo probar un bocado de un plato en concreto da un giro importante a su vida y eso nos lo transmite solo con un gesto, lo cual es mucho. A mi me puso un nudo en la garganta.

Insisto, película entretenida y no por algo previsible deja de ser agradable a la vista... una pena que todavía no existan esos cines futuristas en los que también se huele lo que aparece en pantalla porque, pese a lo dicho al principio, esta peli sería de las que se disfrutarían de manera infinita.

Trailer:



sábado, 15 de febrero de 2014

SOUTHMAKERS


Como sabéis, querido público, no todo en la vida es cine. En Monjezú Producciones tampoco. Hoy se vestía de largo, o de corto o como se diga, uno de los cofundadores de nuestra mítica productora trebujenera, D. Joaquín Beltrán, alma mater de este grupo de rock sureño, de guitarras electrizantes y contundentes graves a la bateria y al bajo. Bueno, corrijo, y es que realmente sería un error decir que el alma mater de este grupo es su vocalista, porque se trata de un verdadero conjunto, un equipo, una orquesta en la que por momentos destacan los solos de guitarra de Paco Vargas o los acompañamientos de Rubén Ortiz al bajo, marcando siempre el ritmo de manera sublime Ángel Benítez, a la bateria, pero siempre en maravillosa y eléctrica armonía.

No, esto no es una crítica, ni siquiera una reseña musical, no tendría ni idea de hacer eso. Esto es un trozo de papel que rellena de letras un amigo que ha disfrutado viendo a estos "jóvenes" presentando ante su público sus credenciales. Un repertorio de 9 temas propios y dos pares de versiones de clásicos como Tom Petty o Chris Robinson, por citar alguno. Y quien esto escribe ya había escuchado algunos temas de esta banda, y sin embargo, antes de que Joaqui presentara la primera de las versiones yo pensaba que ya habían versionado un par de temas, pues sonaban de maravilla, con algunos riffs de guitarra de lo más sorprendente y original.

Reconozco que yo soy muy melódico y que los Southmakers no se andan con tonterías con estas cosas, siendo las guitarras las protagonistas, lo que su público más rockero habrá disfrutado. Mucha caña y de la buena. Y que se nota que disfrutan no hay duda, y eso es básico.

Seguro que hay mil cosas que pulir, seguro; tiempo al tiempo, no hay prisa, este plato se puede cocinar a fuego lento, pero lo que está muy claro es que cada vez que ellos quieran nos podrán ofrecer a todos un banquete que estaremos prestos y dispuestos a degustar.

Alcé mi chupito imaginario para brindar por y junto a ellos, por que se sigan divirtiendo tanto, y bueno, quien sabe, hay historias que nacen en el Cavern.... y otras quizás en el Rebel ; )

  


domingo, 19 de enero de 2014

EL LOBO DE WALL STREET


Me lo he pasado en grande viendo esta película. Para comenzar quisiera apuntar que tengo cierta debilidad por las películas en las que hay una voz en off narrando, y sobretodo si es en primera persona. Me encanta, me traslada siempre al Alex de La Naranja Mecánica, y por ahí empezamos bien. Pero claro, eso no es suficiente. Con la última cinta de Scorsese nos encontramos con todo un ejercicio de entretenimiento, el buen gusto y la magnífica mano del director, pero sobretodo, como no, con una feroz sátira del sistema; ver como un jovencito salido de ninguna parte puede ponerse a vender "nada" y hacerse millonario casi de la noche al día. Así es Wall Street (no me atrevo a decir "era"), donde gente sin escrúpulos pasea a sus anchas jugándose, a costa de sus inocentes (y no tanto) clientes, la pasta en bienes intangibles, en expectativas o en ilusiones.

No creo que vaya a ser muy original si digo que el omnipresente Leo Di Caprio (yo diría que aparece en el 90% de los planos de este filme de más de tres horas de duración) borda su papel. Sí, lo borda (y conste que la he visto doblada), lleva absolutamente todo el peso de la película, con unos secundarios (aquí está Leo y el resto son secundarios) que lo acompañan en una magnífica sinfonía. Una sinfonía del exceso, de delirantes excesos que hacen que uno pase de la carcajada al asombro y de ahí a la incredulidad..... y resulta que está basada en hechos reales y que Jordan Belfort existió de verdad. Dice el protagonista en un momento dado algo así como que él, en su vida, ha sido pobre y rico y que en el 100 % de los casos se queda con los momentos en que ha sido rico. O como diría Sheldon Cooper: "el dinero no da la felicidad, pero puede comprar un yate con putas; ¿alguna vez habéis visto a alguien triste en un yate con putas?", pues el chiste le viene al pelo a esta historia.

La peli se disfruta desde el primer momento, tanto de los primeros flashback hasta la conversación que tiene el protagonista con el personaje interpretado por Mathew McConaughey, donde ya se nos pone en la pista de la deriva que van a tomar los acontecimientos. Gran momento el de este actor en esos cinco minutos, con unos golpes en el pecho a ritmo de funky que pasarán a la posteridad. Dicen además que Mathew es el claro favorito de este año para llevarse el Oscar, así que imagino que Leo, que tan difícil lo tiene siempre con la Academia, tendrá que esperar, y es injusto.

La banda sonora es, como no, genial. Deliberadamente anacrónica en muchos momentos, tiene su culmen en la escena de la oficina en la que suena el "Mrs. Robinson" versión espectacular de The Lemonheads ; ) ..... memorable escena final.

Y llegan créditos finales después de más de tres horas de película y se queda uno en su butaca diciendo "y ya esta?" y pensando en que la peli y toda su trama da para al menos dos temporadas de una serie de doce capítulos de gran calidad y que es una pena que sea así, pero una alegría poder disfrutar de ratos como el vivido.

Y lo a gusto que sale uno del cine...


Trailer: